Se celebra el domingo de Sexagésima, que suele caer casi siempre en el mes de febrero. Dos son las fiestas de la Virgen de Luna en Pozoblanco : el día de la venida de la ermita y el de su vuelta.
Según la tradición, en época de la dominación musulmana la Virgen se apareció en el hueco de una encina de la dehesa de Navarredonda a un pastorcillo, manifestándole que se le construya una ermita en el paraje. Asimismo, se fundará una cofradía de fervorosos cristianos para que vayan al santuario en romería y la trasladen en procesión hasta la villa.
Los hermanos tienen el privilegio de permanecer cubiertos ante la imagen. Muy severo es su uniforme actual : riguroso traje negro y cordones rojos de seda, que caen por la espalda en lazo rematado por dos borlones. Portan espadín, escopeta y cuerno para la pólvora.
Durante los días que preceden a la romería, el tambor anunciador de lamisma recorre las calles de Pozoblanco, acompañado por la chiquillería; a la puerta de las casas donde habitan hermanos interpreta un tradicional baile. La víspera, sale para el santuario el "carro de la banda" al mando el sargento acompañado del tambor y un ordenanza, despierta a los hermanos a la voz de "Ave María Purísima". Temprano, se reúnen todos en casa del capitán, donde se les pasa lista y se nombran los servicios de los cofrades. Después marchan a casa del alférez para recoger la bandera y, formados, se dirigen a la parroquia, donde piden permiso a la autoridad eclesiástica para emprender el camino hacia el santuario. En la ermita de la Jara tiene lugar una misa, seguida de jura de bandera de nuevos cofrades y ofrenda a la Virgen. La cofradía celebra una comida en la casa-hospedaria, mientras que el pueblo almuerza en los alrededores del santuario.
Por la tarde, la Virgen, a hombros de los devotos, es trasladada hasta Pozoblanco. Al llegar la comitiva al Arroyo Hondo la reciben las autoridades y les entregan las llaves de la ciudad. Se entona la Salve y los niños ofrecen los típicos hornazos, al tiempo que los hermanos realizan una descarga con sus escopetas y se revolotea la bandera. Después, en la puerta del Ayuntamiento, se le entrega el bastón de alcaldesa, y se repite la descarga de pólvora. Al día siguiente, fiesta local, se saca a la Virgen en procesión, y al término de la misma el hermano que hace el convite de la fiesta invita al resto de cofrades a garbanzos tostados y vino.
Las salvas que se le hacen a la Virgen son de dos tipos: las englobadas, que se realizan cuando el alférez revolotea la bandera, y las cruzadas, que se efectúan al paso de los cofrades ante la imagen, durante la procesión y al mediar ésta. La romería de vuelta, mucho más sencilla y austera, tiene lugar cuatro meses más tarde, generalmente en junio.
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