Frente a nuestra Casa Rural se alza, desde hace varios meses, una nueva cruz de piedra que será engalanada por vez primera con gran esfuerzo y un mérito quizás póco reconocidos, por las mujeres cruceras del pueblo.
Mujeres que día a día, y algunas hasta la madrugada, dan forma, con sus manos cansadas por el trabajo o por los mismos años, a esa maravilla efímera que vestirá por pocas horas la humilde cruz de piedra.
El orígen de esta fiesta, está basado en Añora, desde muy antiguo, en la exaltación de la Santa Cruz.
En relación con la costumbre de vestir cruces parece ser que, en un principio, se solía hacer a modo de exvoto o agradecimiento religioso y eran muy frecuentes las cruces hechas por promesa.
De todas maneras, lo que llama la atención es que un festejo de raíces eminentemente religiosas, puesto que en el mismo se utilizaba el símbolo esencial del cristianismo, desde su inicio adquirió un carácter eminentemente festivo y popular, exento de todo acompañamiento religioso, aunque si se dio en un principio la circunstancia de que, con motivo de la fiesta, se sacara una gran cruz de madera en procesión. Otra característica del festejo es que, en otro tiempo, cuando la cruz se vestía de un modo más sencillo, la celebración sólo duraba hasta la medianoche y, durante la velada, las mujeres rezaban las denominadas Mil Avemarías.
En la actualidad, a partir de media noche, y aprovechando el caracter festivo de la celebración, las mujeres cruceras invitan con orgullo (a pesar de su cansancio) a los visitantes que acuden a contemplar la belleza de las cruces engalanadas, con un exquisito chocolate caliente y dulces caseros de la repostería típica de la zona: hojuelas, borrachuelos, pestiños, rosquillas y otras delicias que dejarán en ellos un recuerdo ahún mas dulce de la fiesta.
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